Moca.- El Arzobispo Metropolitano de Santiago, Ramón Benito de la Rosa y Carpio afirmó que sin una debida orientación familiar no puede haber un desarrollo integral permanente y señaló cinco componentes: El humano, intelectual, ético-espiritual, capacitación profesional y el económico, para que la sociedad pueda enrumbarse hacia nuevos horizontes.
El prelado católico al dictar la conferencia titulada “Familia y Desarrollo”, en el 5to. Seminario Consensuando la Ruta del Progreso, organizado por el Plan Estratégico de Desarrollo de la Provincia Espaillat, apuntó que el fin del desarrollo es la felicidad.
“Sin familia, pues no hay felicidad”, precisó y a seguida agregó que el desarrollo ha de ser personal, familiar, comunitario y consensuado con los demás sectores que conforman la sociedad.
Argumentó que la clave en el desarrollo económico de un país persiste en los valores humanos y ético-espirituales.
De la Rosa y Carpio en su ponencia fue reiterativo en afirmar que la familia es la principal institución de la sociedad “empresas altamente productivas, plenamente humanas y socialmente responsables”.
Explicó que en la actualidad hay tres escenarios posibles de familia: Familia bien construidas o funcionales y agregó que si no se dirige la familia como una empresa con lógica propia, se termina de la siguiente manera: Padres trabajadores y emprendedores, hijos profesionales y ricos, nietos consentidos, gastadores y vendedores de la empresas y biznietos, pobres y pordioseros.
Sin embargo, dijo que familias no bien construidas tendremos padres emprendedores y exitosos, hijos divididos y empresas vendidas o quebradas, así como nietos desbandados.
Dijo que familias con riquezas no bien habidas: produce padres ricos, que escapan de la justicia, hijos, tal vez bien establecidos económicamente y socialmente, nietos y biznietos en las cárceles.
El religioso reflexionó que todos los casos sin embargo, permanecen a lo largo del tiempo, las obras buenas realizadas, pero son recordados con veneración solo los constructores, que las fundamentaron en valores humanos y ético-espirituales.
Apuntó que los pueblos más estables son aquellos en los que la empresa familiar y la económica han podido ir de la mano y dijo que los pueblos más desarrollados cuidan que las empresas no fracasen, porque así mismo fracasaría la familia.
A juicio de monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio los siete valores clave para la relación familia-desarrollo es la importancia de la unidad y del perdón, la formación religiosa, acompañada de la práctica, el trabajo y la capacitación profesional, como medio educativo y de producción, la persona antes que el dinero, la dimensión social o solidaridad, la unión de la familia y el negocio y la vigilancia de los posibles peligros.
Periodista en formación, Productor Audiovisual, Fotografo Profesional, Director de ElViaducto.NET y las Emisora ElViaductoFM y RadioJesucristo.com, Productor del Programa A Nivel Radio y Conductor.