Por Orlando Jerez
Mientras es un muchacho de barrio, con todas las dificultades propias de un hijo de familia muy pobre, donde carece en reiteradas ocasiones hasta de ingrediente dentìfrico para higienizar la que, luego podrìa ser su gran arma de batalla (la boca), su comportamiento es de carácter natural y espontàneo. Sencillo.
A èl, lo vemos en esos tiempos, visitando casi cotidianamente la peluquerìa del sector, a donde va, no a que le recorten el pelo, màs bien, lo hace para leer el periòdico sin tener que comprarlo, ya que carece de recursos para ello. Su interès en mantenerse al dìa con las noticias es porque al ser miembro de un partido polìtico, luego, tendrà que discutir en su organización sobre los temas de actualidad y demostrar que es una persona bien informada. Gesticulando, entonando y pronunciando siempre las expresiones tìpicas de su líder.
La mayor parte del tiempo lo pasa en la esquina, conversando con los amigos, celebràndole los chistes a quien considera el “riquito” del grupo y compartiendo un solo cigarrilo con varios de ellos. Cuando dan las doce del mediodìa o la hora de la cena, se introduce a una de las casas donde mayor confianza tiene (que no es la suya), a ver televisión y a satisfacer sus necesidades de hambre casi crònica.
Asì van pasando los años por la vida de esta persona, donde sus grandes esperanzas, para dejar en el olvido las calamidades, estàn cifradas en el posible triunfo del partido al que pertenece.
El dìa tan anhelado llega y su nombramiento en una importante institución del Estado no se hace esperar.Buen sueldo, vehìculo de lujo, con chofer asignado, armas de fuego, guardaespaldas, entrevistas en los medios de información, tarjetas de crèdito, visas para viajar al extranjero, recibimiento por el salòn de embajadores, reuniones con gente “importante”, buenas comidas en restaurantes de lujo y en su nueva y atractiva casa, bebidas caras, mujeres elegantes y otras tantas ventajas que el individuo pocas veces soñò.
Todo esto, tan de repente, en algunas personas produce trastornos emocionales. De ahì, que hoy dìa, vemos a funcionarios pùblicos, pagados con dinero del pueblo, con un comportamiento extraño, no acorde con lo que espera la poblaciòn. Han variado su manera de saludar, caminar y mirar. Si no es con saco y corbata, no asisten ni siquiera al funeral màs humilde, se desviven por las càmaras de televisión y fotogràficas, fingen ser humildes, si cooperan con alguien, todos deben saberlo, los “amigos” pobres del barrio han sido olvidados, las noviecitas a las que tanto “amaban” ya no estàn a nìvel de ellos y si en algún momento se dejan “caer” por sus lugares de orìgen es con el fin de querer evitar que los lugareños les critiquen negativamente.
Después que un hombre (para el caso puede ser mujer), llega tan “alto”, es muy diferente el ambiente que le toca vivir, comparado con su pasado de pobreza. Si el mismo carece de madurez , su comportamiento inadecuado, podrìa, inclusive, influenciar negativamente a sus propios hijos. Quienes han tenido la suerte de llegar al poder y los que llegaràn, deben entender que a esa “cùpula” tan deseada se debe ir a servir y no a SERVIRSE.CO
Publicado Por:
Elvys Rodriguez