El mensajero del crimen era la víctima: la historia que sacude a Santiago

Cámaras de seguridad revelaron que el hombre que entregó un paquete con un mensaje fúnebre era él mismo, dos días antes de ser hallado muerto

SANTIAGO, R.D. – Lo que parecía una historia de terror inventada resultó ser una de las más inquietantes tragedias reales ocurridas en el Cibao.
Un hombre desaparece, su esposa recibe un paquete anónimo con dinero, una tarjeta y una nota que le sugiere comprar una “caja de muerto”… y dos días después, el propio remitente aparece asesinado.

Así ocurrió con Modesto Marmolejos del Rosario, de 52 años, cuyo cuerpo fue encontrado sin vida el 8 de octubre en un canal de riego en Jicomé, municipio de Esperanza, provincia Valverde.
El cadáver, atado de pies y manos, mostraba signos de violencia y asfixia, según el informe del levantamiento realizado por agentes del Dicrim y representantes del Ministerio Público.

Una carta, un sobre y una sospecha

La historia comenzó el 4 de octubre, cuando la familia de Marmolejos reportó su desaparición en Santiago.
Pasaron dos días sin noticias, hasta que alguien llegó al hogar de su esposa y entregó un sobre cerrado.

Dentro había un teléfono celular, unas llaves, una tarjeta de crédito sin uso y algo de dinero.
Junto a esos objetos, una nota escrita con una frase estremecedora:

“Si botaron a Jazmín, nosotros nos encargamos de sacar a Quico. Búscalo en el canal, con este dinero cómprale la caja”.

Horas después, el cuerpo fue hallado entre piedras y matorrales del canal de Jicomé, confirmando que el mensaje no era una amenaza, sino un aviso macabro.

Las cámaras revelan el enigma

El giro inesperado llegó con las grabaciones de cámaras de seguridad cercanas al domicilio de la víctima.
En ellas se observa a un hombre bajarse de un carro del transporte público, entregar el paquete y marcharse con calma.
Cuando los investigadores compararon el rostro con otras imágenes, la verdad resultó escalofriante:
el mensajero era el propio Modesto Marmolejos.

El vocero de la Policía Nacional, coronel Diego Pesqueira, confirmó la información este lunes:

“En el proceso investigativo se ha podido establecer de manera inequívoca que es la misma persona quien llega a su residencia, deja el teléfono, las llaves y la tarjeta emitida el 30 de septiembre, sin uso”.

Pesqueira agregó que no se ha determinado el propósito del acto ni el contenido emocional detrás de la nota.

“No sabemos con qué objetivo, pero sí hace ese enunciado”, indicó.

Una puesta en escena sin explicación

Marmolejos trabajaba como mensajero en una empresa de envíos, un oficio que desempeñaba con dedicación y sin conflictos aparentes.
Sus compañeros lo describen como “tranquilo, educado y responsable”, sin enemigos ni problemas conocidos.

Los investigadores siguen sin definir un móvil claro.
No hubo robo, ni ajuste de cuentas, ni señales de participación de terceros.
Todo apunta a un acto planeado y ejecutado por el propio Marmolejos, aunque las razones permanecen ocultas.

El caso ha causado impacto y desconcierto en la región. En redes sociales y medios locales, muchos lo comparan con una escena de película de suspenso, mientras otros lo ven como un reflejo de las profundas tensiones psicológicas que pueden esconderse tras una vida aparentemente normal.

Un crimen que deja más preguntas que respuestas

Las autoridades continúan analizando el teléfono y la tarjeta encontrados en el sobre, mientras la fiscalía de Valverde no descarta ampliar las pesquisas hacia el entorno laboral y personal de la víctima.

Entretanto, la comunidad de Jicomé y los familiares de Marmolejos buscan comprender lo incomprensible:
¿Cómo puede alguien anunciar su propia muerte?

Un sobre, unas llaves, una tarjeta, y una frase que parece salida de una pesadilla:
“Compre la caja de muerto”.