Por Julio Cesar Inoa

Los titanes de la izquierda dominicana no han muerto, son cerebros y músculos de nuestra hermandad emancipadora. Se inclinaron en la lucha por la libertad para empinarse inmediatamente después de cada uno de nosotros. Están aquí en el corazón de todos, como símbolos de valor, como ejemplos de luchas y como índice de redención nacional.

Manolo Tavares Justo, Guido Gil, Maximiliano Gómez, Homero Hernández, Amin Abel Hasbun, Otto Morales, Orlando Martínez, Henry Segarra Santos, Orlando Mazara, Narciso González, Amelio Silva Cabreja.

Tony Grullón, Jesús Diplan (chu) , Amaury German Aristy, Virgilio Perdomo Pérez, Bienvenido Leal Prandy (La Chuta), Ulises Cerón Polanco, Jorge Puello Soriano (El Men), Narciso Isa Conde, Fidelio Despradel.

Los muertos y los vivos de estos prestigiosos camaradas, siempre en acción y decidido a establecer, con su sangre y con su carne cercenada, el reino de la Justicia, de la Libertad y del Amor. Tras ellos, la culminación del ciclo heróico y punto de arranque del combate, sin otra tregua que la del triunfo absoluto. Héroes revolucionarios verdaderos, como síntesis y sublimación de la dignidad de nuestro pueblo.

Estos dominicanos gigantes se fueron hacia las altas cumbres, enamorados de un puro ideal, animado por el propósito de reponer los principios de derecho en el marco de una libertad quebrada por los ambiciosos lacayos de la oligarquía maléfica. Pero el ideal trepó laderas y salvó abismos en los hombros de estos intrépidos misioneros de la dignidad dominicana. Se fueron hacia arriba, cada vez más arriba, siempre más; hasta lograr saltar las barreras de la gloria.

¨Los hombres de la izquierda revolucionaria saben muy bien donde están las escarpadas montañas de Quisqueya. Y a ellas iremos, y en ellas mantendremos encendidas la antorcha de la Libertad y la Justicia Social¨, Exclamó Manolo un día, al ver que sus hermanos, los campesinos, los obreros, los niños desnudos, las mujeres abandonadas, los pobres de todos los colores, presenciaban hambrientos el tradicional festín de los ladrones que han dirigido los destinos del país por tanto tiempo.