Un Gobierno de Detalles |
Informacion - Artículos de Opinión |
Colocado por Elvys Rodríguez |
Jueves, 16 de Junio de 2011 03:06 |
Por Benjamin García. La lluvia de los últimos días, como lo hace el brazo armado de la naturaleza de cuando en vez, ha desarropado el infortunio. El hambre enquistada por siglos en nuestra gente de a pie y sin el bautizo de la gloria en una sociedad injusta. Ha desenmascarado la deuda social acumulada en las gavetas ministeriales, gracias a la corrupción, la ineptitud, la sordera y el desatino. De ahí este canto, sin más ánimo que unirse al clamor de la siempre demandada justicia, que parece no tener la intención de instalarse, por ahora, en la carne del hombre común.
Preocupados por lo “macro”, nuestros gobiernos han olvidado lo “micro”.Ocupados en producir riquezas, se olvidan de a quiénes les pertenece. Sus “poses” de salvadores, han destruido nuestras utopías, sin que por ello nos hayan quitado, que tal quisieran, las ganas de cantar y de rezar.
Con caras de ovejas dispuestas a ofrecer sus pieles en sacrificio, se arrodillan a mi lado a entonar una plegaria para salvarme, según su declaración de principios, “del otro buitre”, esto obviamente, solo en períodos especiales de recolección de adhesiones, mientras juntos, se sientan en la mesa del despilfarro, a engullirnos, cual tiburones hambrientos.
Por esto me atrevo a decir, que lo quiero metido en los “callejones”, detrás de las gallinas ponedoras, sembrando ajíes en el campo sin esperanza de mercado, llevando a “Carlitos” a la escuela con medio lápiz y mascota de retazo. Cruzando la cañada cuando la pena del río se hace honda. Comiendo arroz con frijoles “sin grasa”, o mangos almibarados para no morir de hambre.
Lo quiero cerca de mí. Sintiendo la impotencia del desamparo, cargando a cuestas la calamidad de la miseria y el espanto de las noches huérfanas de luna y de luz, y sin más sueño que la zozobra. Que sienta en su vientre el hambre de mis crías y la rabia de sentirse nulo, el cero a la izquierda de una sociedad descreída.
Lo quiero en las “calles” atizando el tránsito, en una “voladora” sin el pasaje completo, en el carro de “concho” cuando llueve, “ensardinados”, si vale el término. A lomo de un motor desvencijado aferrado a la jornada de una espalda sudorosa.
O de peatón llegando al paraje por el patio de Tío Pedro, luego de un aguacero de mayo. Ganando el último recodo del barrio, donde colinda mi casa, con el miedo al polvo y a la mano asesina. “Marotiando” un par de pesos en la esquina para la comida de hoy, desafiando la rabia y la incomprensión de “la gente bien”.
Se que es inútil. Si acaso vendrá por estos caminos a buscar votos cuando los necesite. A cantar plegarias por mi futuro, tan lejos del suyo, ¡caramba! A estrechar una mano que no siente, un abrazo contaminado de fango e hipocresía.
Se que es inútil pedir “al gobierno” acercase de manera honesta y sincera, a dar respuestas a estas nimiedades lejanas que solo es posible ver en campaña o para los períodos especiales de furia de la Madre Naturaleza. Pero se lo pido. Acérquense, sin demagogia. No a remendar armazones sino a reconstruir estructuras.
Lleguen allí, donde mas le necesitan. Es importante la producción de riquezas y la estabilidad para los capitales. Pero es necesario sentir una respuesta efectiva que nos haga seguir creyendo, que la democracia está en capacidad de resolver, sin correr el riesgo de procurarnos mesianismos peligrosos. |
Última actualización el Jueves, 16 de Junio de 2011 03:14 |
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