Relato del asesinato de tres mujeres en Moca |
Especial - Reportajes |
Colocado por Elvys Rodríguez |
Sábado, 06 de Junio de 2015 13:21 |
En el velatorio, los familiares más cercanos contaron que las golpizas que Rafelito le propinaba eran casi a diario: Por Dulce Jiménez / Dalton Herrera Moca.- “Esa mirada, esa actitud me mata, me tiene loca, lo amo”, así expresó Andreina Espinal Guzmán el pasado 6 de mayo en su cuenta de Facebook al referirse a su pareja sentimental, Thomás Rafael Sosa Rodríguez, sin siquiera sospechar que, en efecto, este se convertiría la madrugada de jueves 4 de junio en su verdugo. El suceso ha causado conmoción en la comunidad Villa Estancia Nueva, de Moca, donde Sosa Rodríguez también mató a Libanesa Lugo Espinal y Antonia María Espinal Díaz, prima y tía de la occisa, respectivamente. Según vecinos, pudieron escuchar gritos de desesperación clamando por auxilio, y que poco después oyeron varios disparos. Al parecer, Espinal Guzmán tuvo tiempo para llamar a su tía Espinal Díaz, quien fue acompañada de su hija, Lugo Espinal, pero ambas fueron recibidas a tiros por el homicida. Espinal Guzmán y Lugo Espinal fallecieron en el acto, mientras que Espinal Díaz murió momentos después en el Centro Médico Guadalupe. Tras el hecho, el asesino se entregó a la Policía. Los familiares de la víctima afirmaron que Sosa Rodríguez, de 52 años, golpeaba constantemente a su pareja, de 24, prohibiéndole reunirse hasta con sus parientes y amistades. Sin embargo, Pedro Andrés Espinal, padre de la víctima, desconocía que su hija tuviera esos problemas con el homicida hasta que supo del triple asesinato. Cercanos a la fallecida también señalaron que en la intimidad de la pareja, el asesino le marcaba el cuerpo a la joven para exhibirla, y que cuando el salía del país la dejaba sin comunicación y esta tenía que enviarle fotos todos los días para demostrarle que no le era infiel. Magdalena Guzmán, madre de la occisa, dijo que ignoraba la gravedad de los problemas entre su hija y el agresor, no obstante en su celular escuchaba una y otra vez los últimos mensajes de voz que ella le había enviado para calmarla. “En dos ocasiones Andreina decía en su mensaje de voz: “no pasa nada mami, tranquila, estoy aquí con mi negro”, pero más adelante, en otro mensaje, se escucha la voz de Rafelito, diciendo: “si sigue jodiendo le voy a dar una patá que va a llegar a su casa”, dijo la madre de la víctima. Mucha gente comentó que era de conocimiento lo que el victimario le hacía a la mujer, pero nadie lo denunció. Señales pasadas por alto Thomás Rafael Sosa Rodríguez, el triple homicida, dio muestras de resentimiento debido a unos mensajes peculiares que colgaba en su cuenta de Facebook, dirigido especialmente a las mujeres. “Ahora dicen las mujeres de la calle que los hombres les decimos chapeadoras para no darle nada. Les aconsejo a las mujeres serias que no crean eso porque una mujer chapeadora es un cuero, abran los ojos, no se dejen convencer y sigan con su dignidad en alto, si la pierden se convierten en parásitos sin valor”, decía uno de los textos publicados en su cuenta. En otro mensaje, escribió: “Yo quiero que alguien me diga si una mujer que se vaya a cuerear para Bávaro es progreso, porque estoy confundido en esa partecita jajajaja”. Varios expertos han coincidido que el autor que comete un acto de violencia extrema, como el asesinato de una mujer, no surge de forma espontánea, sino que tiene cierto nivel de planificación. El psicólogo, Eladio Hernández, hace un tiempo explicó que “el hombre que comete un feminicidio ha tenido en su mente hacer ese acontecimiento y, pese a que hay ciertos desencadenantes que le dan un impulso para cometer el homicidio, tal como los celos, el sujeto que tiene ese tipo de comportamiento, siempre lo está planificando”. Según sus propios escritos en las redes, Sosa Rodríguez destilaba una actitud de resentida hacia la sociedad. Haciendo alarde de su poder económico, el asesino describió sus pertenencias materiales en detrimento de otras personas, específicamente mujeres. “Creen que la mier.. es huevo, oigan eso, que yo siento envidia por un Honda Accord de 300,000 pesos. Yo tengo una Jeepeta de casi 2 millones y un carro de 600,000 jajaja. Cuando no encuentren que hablar tápense la boca, jajaja que ridículo son estas par de escorias”, se mofaba entonces el homicida. |
Última actualización el Sábado, 06 de Junio de 2015 13:51 |
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